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Espondilitis anquilosante (EA)

Publicado el 07th May 2025 / Publicado en: Columna torácica

¿Qué es?

La espondilitis anquilosante (EA) es un tipo de artritis que afecta principalmente a los huesos, músculos y ligamentos de la columna vertebral. También puede presentarse en otras articulaciones de diferentes partes del cuerpo.

La definición literal es anquilosis, que significa fusión, espondilo-, que significa columna vertebral, y –itis, que significa inflamación.

La EA, como la mayoría de los tipos de artritis, causa inflamación y dolor en las articulaciones y tejidos afectados. Las articulaciones sacroilíacas son las más afectadas. Los varones de entre 15 y 35 años tienen mayor riesgo de desarrollar la enfermedad. Se desconoce la causa, aunque existe una fuerte predisposición genética.

Espondiloartritis anquilosante

El proceso inflamatorio en la EA puede ser bastante destructivo para la columna vertebral. Afecta las articulaciones facetarias (las articulaciones entre las vértebras) y los discos. Provoca enfermedades degenerativas en la columna vertebral, lo que lleva a la fusión de las articulaciones. El cuerpo reacciona flexionándose hacia adelante y, después de unos años, los pacientes pueden quedar considerablemente discapacitados debido a esta inclinación de la columna.

La EA también puede afectar otros órganos, como el corazón, los ojos, los intestinos y los pulmones. Sin embargo, esto depende de su gravedad. Como muchas afecciones, la EA puede afectar a una persona de forma leve o grave, o incluso en cualquier rango intermedio.

Signos y síntomas

  • Dolor lumbar que empeora gradualmente y dolor en los glúteos asociado.
  • El descanso no alivia el dolor
  • Rigidez en la columna lumbar que empeora por la mañana (dura más de 30 minutos) y se alivia a lo largo del día.
  • Dolor y sensibilidad en las articulaciones afectadas.
  • Hinchazón y aumento de temperatura en las zonas afectadas.
  • Si las articulaciones de las costillas están afectadas, puede haber dolor en el pecho y dificultad para respirar.
  • Síntomas generales como: fatiga, depresión, pérdida de peso o anemia.

Si sospecha que tiene EA, hable primero con su terapeuta o médico. Su médico podría derivarlo a un reumatólogo que investigará y diagnosticará su afección.

La EA puede diagnosticarse inicialmente mediante una resonancia magnética y confirmarse con análisis de sangre. Se requiere un análisis de sangre muy específico llamado HLA-B27. Este gen representa el antígeno leucocitario humano y su presencia suele asociarse con la EA y otras enfermedades inflamatorias. Sin embargo, es posible tener el gen HLA en el organismo, pero no necesariamente presentar síntomas.

Tratamiento

Las opciones de tratamiento apuntan a aliviar los síntomas y retrasar el proceso de endurecimiento, ya que no existe cura.

  • Fisioterapia/Osteopatía/Quiropráctica: un terapeuta puede diseñar un programa de ejercicios adecuado con los ejercicios más efectivos para sus dolencias. El masaje, la hidroterapia y la electroterapia se utilizan comúnmente para aliviar el dolor y promover la movilidad y la flexibilidad.
  • Medicación (analgésicos, corticosteroides, bifosfonatos).
  • Medicamentos: consulte con su médico. Inicialmente, se pueden usar antiinflamatorios. Posteriormente, se pueden usar esteroides como la prednisolona. También se pueden usar otros medicamentos, como los anti-TNF (por ejemplo, suelen terminar en -umab, como adalimumab o golimumab). También existen los fármacos antirreumáticos modificadores de la enfermedad (FAME).
  • Ejercicios y un programa de ejercicios en casa: mantenerse activo es fundamental. Su terapeuta le recomendará ejercicios para evitar que doble la columna hacia adelante y, en su lugar, para extenderla y mantener la espalda más recta. Entre los ejercicios generales muy útiles se incluyen la natación y caminar.
  • La cirugía se realiza muy raramente y puede ser muy complicada y exhaustiva debido a los cambios degenerativos de múltiples niveles que afectan un área más grande de la columna.

Consejos

  • Mantener la actividad física es fundamental para controlar la rigidez (nadar y caminar son ejercicios de bajo impacto adecuados).
  • Mantenga una buena postura.
  • Acuéstese boca arriba (ya sea sobre la espalda o el abdomen) durante al menos 10 minutos al día.
  • Una ducha caliente por la mañana puede reducir la rigidez, mientras que las compresas de hielo pueden aliviar la inflamación.
  • Tome descansos regulares en el trabajo para estirar el cuerpo.
  • Deje de fumar ya que puede causar dificultad para respirar.

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