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Síndrome compartimental recurrente

Publicado el 07th May 2025 / Publicado en: Rodilla

El síndrome compartimental se produce cuando se acumula una presión excesiva en un espacio cerrado del cuerpo, más comúnmente en las piernas. Puede ser consecuencia de la hinchazón o el sangrado tras una lesión, o puede ser inducido por el ejercicio o el deporte. Debido a la peligrosamente alta presión dentro del compartimento, se impide el flujo sanguíneo a los tejidos afectados. En esta situación, se convierte en una emergencia que requiere cirugía para evitar una lesión permanente.

La afección comienza cuando la presión muscular aumenta hasta un nivel peligroso. Debido a esta presión, el flujo sanguíneo disminuye, lo que impide que el oxígeno y los nutrientes lleguen a las células musculares y nerviosas. La afección puede ser crónica o aguda. Las afecciones agudas son una emergencia médica que a menudo se debe a una lesión grave. Si no se trata, la afección puede causar daño muscular permanente.

El síndrome compartimental crónico, a menudo conocido como síndrome compartimental de esfuerzo, no suele ser una emergencia. En la mayoría de los casos, esta afección se atribuye al esfuerzo atlético. Cuando el síndrome compartimental persiste, se clasifica como recurrente.

Anatomía recurrente del síndrome compartimental

Los compartimentos son grupos de músculos, vasos sanguíneos y nervios en las piernas y los brazos. Una membrana resistente, conocida como fascia, recubre los tejidos. Su función es mantener todos los tejidos en su lugar, evitando que se expandan o estiren fácilmente.

Cómo tratar el síndrome compartimental recurrente:

  1. Fasciotomía

Una de las principales opciones de tratamiento para el síndrome compartimental recurrente es la fasciotomía. Esta abre el compartimento y ayuda a aliviar la presión en la zona afectada. Se realiza una incisión larga en la fascia para aliviar la presión abriendo el tejido. En promedio, la recuperación puede durar tres meses. Después de la cirugía, deberá someterse a fisioterapia.

  1. Fisioterapia

La fisioterapia ayudará a fortalecer los músculos y las articulaciones después de la cirugía, o puede ser útil antes de cualquier cirugía. Realizar una serie de ejercicios y rutinas puede ayudar a fortalecer y mejorar la flexibilidad en la zona afectada.

  1. Descansar

Si detecta una actividad que le causa dolor e hinchazón, debe suspenderla hasta que pueda consultar con un médico. Exigirle constantemente a su cuerpo que haga algo que no debería hacer solo aumentará la hinchazón y el dolor en las articulaciones y los músculos.

  1. Medicamentos antiinflamatorios

Usar un antiinflamatorio o un relajante muscular ayudará a aliviar el dolor y la inflamación en las articulaciones y los músculos. Al aliviar la inflamación, se puede aliviar la presión en la zona afectada. Si la afección es demasiado grave, es posible que no le quede otra alternativa que una fasciotomía.

Consejos:

  1. Intenta cambiar tu rutina de entrenamiento si notas dolor o molestias. Habla con tu entrenador para que te aconseje sobre tu técnica o consulta con un terapeuta deportivo.
  2. Evite hacer ejercicio en exceso.
  3. El dolor intenso que ocurre durante el ejercicio y desaparece una hora después de suspenderlo no es normal y debe tratarse.
  4. Participar en deportes que requieren correr y saltar aumenta el riesgo de desarrollar esta afección.
  5. Intente no hacer ejercicio con demasiada intensidad ya que puede provocar lesiones graves e hinchazón.

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