Publicado el 07th May 2025 / Publicado en: Rodilla
Un quiste de Baker es una inflamación causada por el líquido que sale de la articulación de la rodilla y que sobresale hacia la parte posterior. Cuando el exceso de líquido en la articulación se comprime por el peso corporal entre los huesos, queda atrapado y se separa de la articulación, formando una bolsa llena de líquido.
Los quistes son sacos recubiertos con líquido. Se forman alrededor de las articulaciones debido a una protuberancia en la cápsula articular. Los quistes de Baker se desarrollan a partir de la cápsula de la articulación de la rodilla y terminan protruyendo hacia los tejidos de la parte posterior de la rodilla. Un quiste de Baker se puede palpar como una hinchazón blanda en la parte posterior de la rodilla. Cuatro huesos se unen para formar la articulación de la rodilla: la rótula, el fémur, la tibia (hueso grueso en la parte anterior de la parte inferior de la pierna) y el peroné (hueso delgado en el lateral de la parte inferior de la pierna).
El quiste de Baker también se conoce como bursitis poplítea, o con menos frecuencia, quiste poplíteo. El término poplíteo se refiere al músculo adyacente (llamado poplíteo) y la bursitis es una bolsa inflamada llena de líquido.
Un quiste de Baker suele formarse como consecuencia de otra lesión en la rodilla, por ejemplo, una rotura de ligamentos o meniscos. También es común que aparezca después de una cirugía de rodilla.
El quiste de Baker se identifica mejor mediante una resonancia magnética y aparece como un saco hinchado de líquido.
Los medicamentos típicos para aliviar el dolor son el ibuprofeno, el naproxeno, el ketoprofeno y el calcoxib. Gracias a sus propiedades antiinflamatorias, la inflamación se reduce para minimizar la presión en la articulación de la rodilla.
La fisioterapia puede ayudar a reducir la inflamación de la rodilla. Los ejercicios de fortalecimiento de piernas pueden ser muy efectivos para expulsar el líquido de la rodilla y aliviar la presión y la acumulación de líquido. La electroterapia, como el ultrasonido, el láser y la acupuntura, también puede ayudar a reducir la inflamación. La terapia también mejora la movilidad de la articulación de la rodilla, lo que puede reducir la inflamación.
Si todo lo demás falla, la cirugía es una opción, pero rara vez se utiliza. Dado que el quiste de Baker suele ser secundario a otra lesión de rodilla, a veces la cirugía de la lesión causante puede ser útil. Cuando se detectan problemas internos de rodilla y desgarros del cartílago, la cirugía puede ser la mejor alternativa. El cirujano puede extirpar el tejido inflamado que provoca la formación del quiste. Se realiza cirugía artroscópica (cirugía laparoscópica).
En ocasiones, un quiste de Baker puede resolverse mediante la extracción del exceso de líquido alrededor de la rodilla. Para ello, se suele utilizar una inyección de cortisona, que puede ir acompañada o no de un proceso de drenaje. Drenar el líquido suele ser suficiente para aliviar el quiste y facilitar la recuperación. Dado que el tratamiento reduce rápidamente la inflamación, el alivio del dolor se produce pronto. Sin embargo, hay algunos vasos sanguíneos importantes en la parte posterior de la rodilla que deben evitarse, lo que es una razón común por la que algunos médicos optan por no inyectar.
Una resonancia magnética que muestra un pequeño quiste de Baker.
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