Fractura de Weber

Una fractura ósea de tobillo es problemática para quien sufre este tipo de lesión. Además de ser dolorosa, la recuperación puede ser larga y limitar la movilidad.

¿Qué causa las fracturas de Weber A, B y C?

Como puedes imaginar, los tobillos son una de las articulaciones más importantes de la anatomía humana. Son responsables de soportar todo el peso corporal y distribuirlo uniformemente entre los pies al levantarse, sentarse, caminar, trotar, saltar o correr.

Las lesiones y fracturas de tobillo pueden ocurrir por resbalones, caídas, tropiezos, extensión excesiva, estrés y uso repetitivo.

Anatomía de la fractura de Weber

Una fractura de Weber se produce en la parte inferior del peroné, el hueso externo de la espinilla. Este hueso se conoce como maléolo lateral del tobillo. La ubicación exacta de la fractura en la parte inferior del peroné depende de si se trata de un tipo Weber A, B o C.

Cómo se tratan las fracturas

Si tiene motivos para creer que tiene una fractura de tobillo, llame a su médico o acuda a urgencias lo antes posible. Si no puede recibir atención médica de inmediato, aquí tiene algunos consejos para aliviar el dolor mientras tanto:

Evite empeorar la lesión permaneciendo en reposo.
Eleve el tobillo para reducir el dolor y la hinchazón.
Utilice compresas frías para reducir el dolor y la hinchazón, evite aplicar hielo directamente.
Pídale a un amigo o familiar que lo lleve al departamento de emergencias de su hospital.

Después de consultar con un profesional médico, este le indicará el mejor plan de acción para ayudar a que sus huesos sanen. Primero, es necesario diagnosticar una fractura y, si se sospecha, se puede realizar una radiografía. Los tratamientos convencionales para las fracturas óseas pueden incluir una escayola, una férula para caminar, el uso de muletas, una operación o el uso de una férula.

Obtener un diagnóstico

Las fracturas de tobillo se diagnostican mediante un examen físico. Al examinar a un paciente con fractura de tobillo, es fundamental clasificar la magnitud de la lesión en el ligamento. También debe evaluarse la estabilidad de la articulación.

La clasificación de Weber se centra en la estabilidad de la sindesmosis, responsable de mantener unida la mortaja del tobillo.

Es imperativo establecer la extensión de la lesión de tobillo para reconocer correctamente las lesiones de tobillo en etapa temprana y detectar fracturas, que pueden no ser evidentes en un examen breve.

Weber A - El diagnóstico de Weber A se produce como resultado de una fuerza de aducción sobre el pie supinado y la fractura se localiza por debajo del nivel del tobillo.

Weber B - El diagnóstico de Weber B se produce como resultado de una fuerza de exo-rotación sobre el pie supinado y la fractura se localiza al mismo nivel que la articulación del tobillo.

Weber C - El diagnóstico de Weber C se produce como resultado de una fuerza de exo-rotación en el pie pronado y la fractura se localiza por encima del nivel de la articulación del tobillo.

Consejos para la curación

El objetivo final de toda persona con un tobillo lesionado o fracturado es recuperarse. Sin embargo, tenga siempre presente que esto podría tardar seis semanas o más, dependiendo de la gravedad de la lesión y del tipo de tratamiento al que se someta.

Durante la recuperación, el consejo más importante es seguir las recomendaciones de su médico de cabecera o equipo médico. Es muy probable que le pidan que tenga cuidado de no aplicar demasiado peso ni tensión sobre el tobillo lesionado al principio. De lo contrario, se arriesga a empeorar la lesión y retrasar el proceso de curación.

A medida que comience a mejorar, es probable que su médico le sugiera que haga fisioterapia para comenzar a recuperar fuerza y así poder reanudar las actividades que se vieron afectadas por la lesión.

Por lo general, las fracturas de Weber se curan sin demasiada dificultad y no suele ser necesario volver a radiografiarlas una vez diagnosticadas, a menos que los síntomas empeoren o el dolor no desaparezca.