Publicado el 07th May 2025 / Publicado en: Tobillo
La flexión recurrente del tobillo suele ser característica de la inestabilidad crónica del tobillo. Esta afección suele manifestarse tras sufrir esguinces de tobillo repetidos. La mayoría de las veces, la flexión se produce al caminar o realizar otras actividades, pero puede ocurrir incluso al permanecer de pie. Muchos atletas la padecen. Quienes padecen inestabilidad crónica del tobillo suelen quejarse de:
El tobillo está formado por tres articulaciones: el peroné (hueso externo del tobillo/parte inferior de la pierna), la tibia (hueso de la espinilla) y el astrágalo (este hueso se encuentra entre el peroné y la tibia). Los ligamentos del tobillo mantienen unida la estructura y conectan los huesos. Un ligamento deltoideo une el astrágalo con la espinilla en la parte interna del tobillo. En la parte externa del tobillo, tres ligamentos más pequeños unen el astrágalo con el peroné y un ligamento que une el calcáneo con el astrágalo. También hay músculos que rodean el tobillo que ayudan a impulsarlo y permiten al atleta saltar y correr.
El problema principal es que las mujeres jóvenes tienden a desarrollar esta afección, generalmente entre los 13 y los 19 años. Casi siempre ocurre después de un esguince de tobillo grave. Alrededor del 75 % de los esguinces de tobillo son recurrentes; es decir, una vez que se tuerce el tobillo, es mucho más probable que se vuelva a torcer. Esto se debe a un daño en los ligamentos. Cuando se tuerce el tobillo, el ligamento se desgarra y, en algunos casos, no se cura correctamente. Esto significa que las articulaciones son más inestables al no haber un ligamento que las sostenga. Esto hace que el tobillo sea más propenso a sufrir nuevas contracturas (rotación, giro y esguince).
La inestabilidad crónica del tobillo es muy común en deportes donde las mujeres deben girar o cambiar de dirección rápidamente. El netball es uno de los principales culpables, ya que las mujeres deben vendarse los tobillos con frecuencia para evitar que se giren.
Si el tobillo está inestable, ¡estabilícelo! ¿Y cómo estabilizarlo? Existen diversos ejercicios que pueden estabilizar la articulación del tobillo, como ejercicios de equilibrio, propiocepción, ejercicios de caminata y ejercicios con banda elástica/theraband.
La terapia manual puede ayudar a reducir la tensión muscular, movilizar el tejido cicatricial y mejorar la recuperación del tobillo. La fisioterapia también puede incluir diversos ejercicios y tratamientos para fortalecer el tobillo, reentrenar los músculos, mejorar la amplitud de movimiento y el equilibrio. Durante el proceso de rehabilitación, probablemente recibirá entrenamiento relacionado con su deporte o actividad.
Dependiendo del paciente, podría ser necesario usar una tobillera para sujetar el tobillo y evitar que se gire inesperadamente. Esta tobillera ayudará a prevenir esguinces adicionales.
El vendaje también puede ser útil con cinta adhesiva, como la de óxido de zinc o Hypafix. Su efecto es similar al de la ortesis, pero el vendaje es un poco más específico para cada paciente.
Debido a los movimientos del tobillo, la zona puede inflamarse e hincharse. Un medicamento antiinflamatorio puede ayudar a reducir el dolor del tobillo y minimizar la hinchazón. Sin embargo, esto solo debe tomarse a corto plazo y bajo la supervisión de un médico. El uso de hielo y calor ofrece una alternativa más natural que puede resultar incluso mejor. Aplicar hielo sobre la zona inflamada del tobillo durante 5 a 10 minutos, seguido de 20 minutos de calor, puede reducir la inflamación. Asegúrese de envolver el hielo y el calor en una funda para evitar quemaduras en la piel.
En ciertos casos, un cirujano de pie y tobillo recomendará cirugía según la resistencia e inestabilidad del tobillo a todos los abordajes no quirúrgicos disponibles. La cirugía suele reconstruir y reparar los ligamentos dañados. El nivel de la cirugía variará según cada caso individual. Los tiempos de recuperación varían según los procedimientos realizados.
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